La plaza de la ciudad vieja, llena de gente. El primer día que llegamos había un festival de comida y estaba llena de puestitos callejeros donde vendían salchichas, jamones, papas asadas y... choclos hervidos!. Lucas se quedó dormido, era el atardecer y se largó una tormenta que nos empapó hasta la coronilla. La puerta de esa iglesia que se ve ahí, era un misterio, hasta que nos enteramos que se entra por una galería que vende música, por la callecita lateral... la religión no es muy importante en la república checa
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